Ocuparse o Preocuparse
“Si tu problema tiene solución, ¿para qué te preocupas? Si tu problema no tiene solución, ¿para qué te preocupas?”
Proverbio chino.
Te has parado a pensar en cuántas veces te preocupas por cosas que están fuera de tu radio de acción, cosas que están en tu “círculo de preocupación”, es decir, cosas en las que no puedes influir ni cambiar porque están fuera de tu alcance.
Cuando nos posicionamos en este círculo, al no poder hacer nada al respeto por circunstancias externas, entramos en un bucle dando vueltas y más vueltas a las cosas y acabamos anticipando lo peor que puede llegar a pasar. En consecuencia, nos pasamos el día quejándonos por ello, maldiciendo o culpando a terceras personas... Todo esto nos hace perder energía, repercute en nuestro estado de ánimo, generándonos, en última instancia, estrés y ansiedad.
Puedes saber si estás en este círculo preguntándote: ¿Puedo hacer yo algo para mejorar la situación? Si la respuesta es no, ¡deja de preocuparte! Deja de protestar por asuntos en los que nada puedes hacer, porque no dependen de ti.
Donde sí podemos tomar cartas en el asunto y resolver el problema es en nuestro “círculo de influencia”. Es aquí donde podemos modificar el resultado. Es aquí donde debemos enfocarnos y concentrar toda nuestra energía para, más que preocuparnos, “ocuparnos” de la situación porque aquí sí tenemos el control, aquí sí podemos tomar decisiones, trazar un plan y pasar a la acción.
Así pues, recuerda: “Párate a pensar y revisa tus preocupaciones. Si están en tu círculo de preocupación, deséchalas. Si están en tu círculo de influencia, ocúpate de ellas, pasa a la acción. Resolverlas te permitirá vivir de un modo más tranquilo y equilibrado”.