Gestiona eficazmente tu rabia, tu ira
¿Cómo afrontas tu rabia?
¿La controlas o te controla?
¿Tu conduces el coche o el coche conduce por ti?.
La rabia es una emoción básica y universal. Lo que significa que nos guste o no, todos la sentimos en determinados momentos.
“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”
Aristóteles
Por lo tanto, es bueno enfadarse, en su justa medida y en el momento adecuado aunque a veces, nos resulte complicado conseguirlo.
¿Es lo mismo el enfado que la rabia?
No, la diferencia reside en la intensidad con la que nos enojamos:
✔ Enfado: La R.A.E. lo define como “Enojo o movimiento del ánimo que suscita ira“.Hay quien dice que cuando estamos enfadados con alguien, estamos enfadados en primer lugar con nosotros mismos.
✔ Rabia: “Enojo (enfado) grande que se manifiesta con palabras, gritos y ademanes bruscos y violentos”.
✔ Ira: “Estado de enfado más intenso donde los pensamientos son más hostiles y agresivos”. Considerada rabia extrema. Se dice que aparece cuando no hemos comunicado nuestra rabia a tiempo.
Beneficios de la rabia: Los tiene aunque nos cueste verlos.
- Reacción sana y necesaria ante las injusticias, lo que percibimos como injusto ante una mentira, una manipulación, un engaño, un abuso o una traición. Por tanto, nos permite detectar una injusticia o una situación injusta y expresarla: “me siento engañado, manipulado, traicionado”.
- Nos hace valorarnos y respetarnos expresando nuestras expectativas, necesidades y poniendo límites. Decimos cosas del tipo: “esto no es lo que esperaba”, “esto no lo quiero”, “esto no te lo permito”.
- Energía de arranque para alcanzar nuestras metas y objetivos: “soy capaz de hacerlo” “yo puedo con esto”.
Quizá te estés preguntando cuál es la causa, qué hay detrás de la rabia y de la ira:
El detonante está en nuestros pensamientos y creencias:
Cuando algo nos parece incorrecto, nos enganchamos con pensamientos recurrentes y los alimentamos, pensamientos del tipo “la realidad debería ser diferente, no como está siendo”, “debería ser de esta manera particular y concreta”. NO aceptamos la realidad tal y como es. Continuamos con la idea en nuestra cabeza de cómo tienen que ser las cosas y cómo tienen que ser los demás.
Es la mente bajo el control del Ego porque creemos que estamos en posesión de la verdad, que nuestro punto de vista es el más adecuado, que nuestras interpretaciones de la realidad son la realidad.
Se desencadenan y nos secuestran emociones como el miedo o la frustración porque nuestras exigencias y expectativas no han sido cubiertas. Las cosas no han salido como esperábamos, así pues, nos sentimos amenazados y en peligro, lo cual da miedo de forma que, utilizamos la ira como estrategia para librarnos de ese miedo.
"La ira siempre proviene de expectativas frustradas"
Elliott Larson
La ira es una respuesta primitiva, un mecanismo de defensa. Al aumentar la ira, toma el mando la parte más emocional, más primitiva del cerebro, haciendo que perdamos el control. En palabras de Goleman “aparece el secuestro emocional”.
De manera que, cuando no comunicamos a tiempo, de forma asertiva y respetuosa, lo que nos ha molestado, nos embargan pensamientos, sentimientos y emociones que al final nos producen tanto dolor que nos hacen estallar en ira.
”Cada minuto que estás cabreado, renuncias a sesenta segundos de paz mental”
Ralph Waldo Emerson
¿Cómo afecta a nuestra salud?
A nivel físico: Presión arterial alta, dolores de cabeza, problemas digestivos, insomnio, estrés, depresión, dermatitis, alopecia, úlceras, etc. Aumenta la probabilidad de sufrir ataques al corazón, derrames cerebrales, etc.
A nivel emocional: Nos sentimos abatidos, decepcionados, abandonados (porque no nos tuvieran en cuenta), rechazados (porque no nos hicieron caso), culpables (porque metimos la pata).
A nivel social: Nuestras relaciones con los amigos, la familia e incluso con los compañeros de trabajo se deterioran. Dejamos de disfrutar de nuestras relaciones y acabamos aislándonos de todo y de todos.
”Aferrarse a la rabia es como agarrar un carbón ardiendo con la intención de tirarlo a alguien; eres tú quien te quemas”
Buda
¿Cómo podemos gestionarla de manera efectiva?
Cuando sientas rabia, antes de explotar, busca un entorno tranquilo donde puedas estar a solas (contigo mismo/a y con tu “rabia”):
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Acepta, reconoce y siente tu rabia – ese dolor dentro de ti – independientemente de la situación, sin culparte y sin culpar a los demás.
Ahora es el momento de liberarla. Muévete: baila, coge un cojín, agárralo fuerte, grítale...
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Respira lento y profundo, contando hasta ocho al inspirar y lo mismo al exhalar (para soltar, dejar ir...).
Cierra tus ojos y piensa en algo tranquilizador, un lugar en que te sientas a salvo. Desde allí, observa con distancia tu rabia.
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Es el momento de hablar con ella, desde la distancia.
Pregúntale: ¿De dónde vienes?, ¿qué o quién te ha molestado?, ¿cuáles eran tus expectativas?
Pregúntate: ¿Qué es lo que no estabas teniendo en cuenta?, ¿qué otras opciones tienes?, ¿qué puedes cambiar en este momento?
¡RECUERDA! Las emociones se alimentan de nuestros pensamientos. Así que, no sigas dándole vueltas a lo mismo una y otra vez.
¡No te tortures! Suelta el control y reemplaza la ira por paz, alegría o sentido del humor.
NADIE PUEDE PROVOCARTE IRA SIN TU CONSENTIMIENTO.