Expectativas y Peticiones ¿Esperas o Pides?
“La paz comienza cuando terminan las expectativas”
Sri. Chinmoy.
Frecuentemente, tenemos expectativas para con las personas que nos rodean. Estas expectativas nos llevan a tener la esperanza de conseguir algo de ellas, de que se produzca el resultado que queremos conseguir gracias a ellas.
En algunas ocasiones, podemos estar a la expectativa o a la espera de la llamada de un amigo porque estamos pasando por un mal momento. En otras, el agradecimiento o el aumento salarial por parte de nuestra empresa o, incluso, un regalo de nuestra pareja por nuestro aniversario…
En cualquier caso, estamos dando por hecho que la otra persona conoce nuestras expectativas y que, por arte de magia, estas se van a ver cumplidas. Sin embargo, ¿las hemos expresado correctamente? Es decir, ¿le pediste a la otra persona exactamente lo que querías?, ¿escuchaste el compromiso por su parte de cumplirla?
La mayoría de las veces, nos quedamos en “yo esperaba”, “yo creía”, “yo suponía”… en vez de pedir lo que necesitábamos de manera clara y concisa. O lo hemos pedido indirectamente, sin verificar que la otra persona nos haya entendido. En consecuencia, la espera es en balde y nos acabamos sintiendo insatisfechos, frustrados e incluso resentidos con la otra persona que por otra parte, no es adivina.
Para acabar con estas situaciones, con las esperas, los malos entendidos y la incertidumbre, no hay que dar nada por sentado. Debemos comunicar lo que queremos de manera directa y contundente, asegurándonos de que la otra persona nos entiende.
De esta forma, si se compromete y no cumple lo acordado, podrás reclamar, acabando con la demora. También puede pasar que nos diga que no, siempre será mejor que mantenernos a la espera.
Así pues, recuerda “Convierte tus expectativas en peticiones, comunícalas de forma franca, directa y abierta dando la oportunidad a la otra persona a que se comprometa o no con ella. Lo que te traerá satisfacción y paz”.